jueves, 23 de agosto de 2018

LAS ACEITERAS, NUEVO TIMO CONSENTIDO

ACEITERAS Y BOTELLAS IRRELLENABLES, OTRO TIMO CONSENTIDO.

Desde El 1 de marzo de 2014,  los bares y restaurantes ya no pueden tener las famosas aceiteras o botellas sin etiqueta a las que nos tenían acostumbrados para la tostada o ensalada.
Aunque supongo que el motivo es preservar la calidad y transparencia del producto que los clientes consumimos, como siempre, imponen la ley pero no la controlan. Ahí, casi de inmediato aparecen los espabilados que además por estos lares abundan.

Se trata de que el recipiente con aceite que el comensal tiene delante, indique claramente la categoría comercial y las caracteristicas del aceite. La ley dice que el recipiente debe ser irrellenable, o sea que lleve un tapón, de tal forma que no se pueda rellenar con otro aceite difernte al que la etiqueta indica, o incluso con el mismo. Dicho sea de otra forma, que si la etiqueta dice VIRGEN EXTRA, que no haya ACEITE DE OLIVA REFINADO, GIRASOL o COLZA dentro.
En España como uno de los paises expertos en la picaresca, rapidamente le han encontrado la trampa.
Muchos y aunque no me atrevo a decir la mayoría, que tampoco me extrañaría, compran una cajita de botellas etiquetadas como VIRGEN EXTRA y cuando el aceite de ésta se termina, la vuelven a rellenar.
¿Con que? Ahí viene la duda... En primer lugar, la ley dice que no se puede rellenar.
Personalmente, lo que me preocupa es la calidad del aceite que contiene la botella, no la etiqueta o si se ha rellenado o no.
Teniendo en cuenta que el aceite que mola, que a todo el mundo se le llena la boca con tal categoría comercial y que es de mayor calidad entre los aceites comestibles, tiene un precio a fecha de hoy, agosto 2015, de 4,50€/litro, el refinado de oliva 3,60€/ litro y girasol 1,50€/ litro, es facil adivinar en que consiste la trampa.
Parece mentira que precisamente en España donde todavía quedan personas con dolencias, deformaciones y recuerdos por seres queridos, afectados o fallecidos por haber consumido aceite adulterado, volvemos a caer en el mismo error. 
En este caso, quiero suponer que no se trata de aceite adulterado, pero al menos que en esa parcela donde ya hemos tenido esa tragica experiencia, no nos engañen y no defrauden.

Con más motivo que otros paises, deberían las administraciones tener más control sobre este fraude alimentario y los consumidores ser mas exigentes con lo que nos sirven o venden.  Dicho de otro modo, como ya he expresado en otras entradas de mi blog, los consumidores de este pais, no tenemos ni pajolera idea de lo que consumimos. Y menos de aceite. Mucha dieta mediterranea, mucho VIRGEN EXTRA, pero nos ponen aceiteras chorreantes y sucias, botellas sin etiquetas, sin tapón y no pasa nada. Aunque la ley lo diga, es igual, tragamos con todo.

Como enamorado del aceite de oliva y de los olivos, suelo prestar más atención al aceite de oliva que los demás consumidores. Una costumbre que he adquirido es, sospechar de botellas etiquetadas que me ponen en un restaurante para la ensalada o tostada, cuando ésta tiene la etiqueta "sobada" o "gastada" y sin embargo el nivel de aceite es alto. Si casi está llena, ¿como es que la etiqueta está sobada?

Como ya he indicado en otras entradas de mi blog, el aceite de oliva virgen extra no indica su calidad por el color, o sea que no por ser mas verde o amarillo es de mayor calidad. Lo que si, esta categoria comercial tiene que tener sabor y olor frutado. 
Muchos de estos liquidos que nos ponen en las mesas de los restaurantes y cafeterias, tienen un color transparentes ligeramente amarillentos y ni saben ni huelen a nada. No se trata de convertirnos todos en catadores expertos, pero por lo menos, exigir que el envase sea irrellenable y que traiga etiqueta.

Hace unos días, en la terraza del bar Ponte en Portonovo, Pontevedra, pido para desayunar una tostada con aceite y azucar. Me traen las tostadas y la aceitera tipica de antaño con asita. Según por donde me mueva en cada momento, no suelo quejarme por todo lo que me pasa en este contexto, porque de hacerlo, iría haciendo enemigos por todas partes y tampoco se trata de convertir mis vacaciones en una pelea constante. Pero en este caso me pilló algo dormido y se me escapó la vena consumidor exigente.  Así nos va, actuando como yo, no lo arreglaremos nunca. Pero insisto que tampoco quiero ir por la vida aleccionando a todo el mundo sobre la normativa a cumplir. Las vacaciones están para disfrutar y no para discutir con los camareros.
El caso es que le digo al camarero si no tiene una botella de aceite con etiqueta, que me indique que lleva dentro. Se lleva la jarrita y al poco tiempo, aparece la encargada o dueña, salida como un misil de la cocina.
Con una botella de plástico de dos litros en la mano y que en su etiqueta decía CARBONEL SUAVE (refinado, para quien todavía no lo sepa)
Dice toda convencida: ¿Que quiere que le ponga la botella en la mesa ? Toda llena de razón insiste: Aquí el aceite que hay es este...
Opté por pedirle que me trajera mermelada y mantequilla para la tostada sin entrar en explicaciones. Como dice el refrán, donde no hay, no se puede sacar. Para que andar con explicaciones de legislación y sobre todo, que usar aceite refinado para tostadas de desayuno  , es cuando menos para meterlos en la carcel.
No contenta con su actuación estelar, se fue hacía la cocina dando voces...
.- Pero que se ha creído este, pues no quiere virgen extra para la tostada...
Ahí quedo el tema, para que amargarse las vacaciones. 

Como sigo de vacaciones por la zona, ya he localizado un lugar que me ponen mono dosis de cierta marca y dice la etiqueta VIRGEN EXTRA. Creo que lo es....

Esto que he relatado, lo he hecho desde un punto de vista de consumidor. Pero, también soy empresario del aceite y desde ahí, también me encuentro bastante perjudicado.
Si yo le vendo a un restaurante, aceite de oliva virgen extra marca PEPITO por decir algo, si cuando se le termine ese aceite, rellena mis botellas y deja la etiqueta con mi marca , lo que esta haciendo es ilegal.
El hecho de que incumpla la ley, en principio no me afecta, pero si rellena la botella que lleva mi marca con aceite de inferior categoría o incluso con otro tipo de aceite tipo girasol, yo no soy responsable, pero la imagen que está dando de mi marca, se corresponderá con una calidad muy inferior a la mia.
Bien es sabido que un restaurante o cafetería son un escaparate para descubrir vinos o en este caso aceite. En este caso si nos dan gato por liebre, también la empresa envasadora a través de la marca, está siendo perjudicada.
Si encima a la empresa se le ocurre decir algo al cliente deshonesto, éste dejará de comprar.
Si optas por utilizar tapones realmente irrellenables, que los hay, el cliente que quiera rellenar, no te comprará y si lo hará a otra empresa que le venda botellas con tapones rellenables.
En todos los casos, el consumidor final y la empresa envasadora pierden.